
También llevaban vino en barriles, dulces, algunos tejidos. De regreso traían café en grano, arroz, las especies, compraban plata, que era barata: fuentes, cucharas, jarras, que aún algunos conservan.
Cuando vendían las mulas ya les encargaban algunas cosas: vino... si volvían. De manera que la venta era sobre seguro.
"Mi padre hizo esos viajes a los 15 años". "Murió de 103, lúcido, con su dentadura, pulso firme. Leía sin anteojos". "La madre, o sea mi abuela, le dijo a mi padre antes de morir: mira, vos sos el único hombre; quedas a cargo de tu padre y de tus 4 hermanos. Nunca les hagas faltar el pan. Y así fue". Doña Amalia se emociona reviviendo este pasado de 100 años...
Y al pasar nos habla también de “el Sulky”, carruaje para dos personas, tirado por un caballo. Y de la diligencia, tirada por 6 caballos, para 10 pasajeros sentados, con capota o "carrocería".
De Ramiro Riedel, en "Anjullón, Recuerdos de Cuanta".
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