Cualquiera que haya recorrido las afueras del pueblo de
Anjullón (sobre todo para lado de la montaña), habrá podido ver seguramente,
vestigios de la actividad que nuestros antepasados desarrollaron en la zona.
Entre estos vestigios, una de las cosas que más llaman la atención, es la gran
cantidad de morteros que podemos encontrar, ya sea en forma individual o
agrupados en diferentes números, en piedras de todos los tamaños.
De hecho, Milo Peralta habla de todo esto en su poema “Canto a mi Pueblo”:
ANJULLON FUE AL PRINCIPIO SOLO EL AGUA,
SOLO UN RASGO DE VIDA EN LA QUEBRADA,
DESPUES SOBREVINIERON PUCARAES,
DIAGUITAS SILENCIOSOS Y MAJADAS.
ANJULLON TOMO EL ROSTRO DE LA PIEDRA,
SALPICADA EN EL VALLE DE MORTEROS,
DESPARRAMO SENTIDOS ANTIGALES
SEPULTANDO EN TINAJAS SUS RECUERDOS.
SOLO UN RASGO DE VIDA EN LA QUEBRADA,
DESPUES SOBREVINIERON PUCARAES,
DIAGUITAS SILENCIOSOS Y MAJADAS.
ANJULLON TOMO EL ROSTRO DE LA PIEDRA,
SALPICADA EN EL VALLE DE MORTEROS,
DESPARRAMO SENTIDOS ANTIGALES
SEPULTANDO EN TINAJAS SUS RECUERDOS.
Volviendo al tema de los morteros, la principal función de
estos “artefactos” fue sin lugar a dudas culinario, es decir la molienda de
granos y carnes, pero también de raíces u otros vegetales para la obtención de
pigmentos. Sobre esto no hay duda cuando nos referimos a morteros individuales,
pero si hay varias teorías cuando hablamos de morteros que se encuentran
agrupados en diferentes cantidades sobre una sola piedra de gran tamaño.
En la mayoría de los casos, estos son presentados como
“morteros comunitarios”, lugares donde se reunían varias personas a moler los
granos que usaban en su manutención. Esta teoría se ve desvirtuada en algunos
casos debido a cuestiones de espacio, ya que sería imposible ubicar a una persona realizando la tarea en cada mortero. Debido a esto surgen otras interpretaciones que hablan de rituales donde se llenaban los morteros con agua para reflejar los
astros y establecer los tiempos de siembra y cosecha, los períodos de lluvia y
sequía, etc.
Estas piedras con múltiples morteros se encuentran en todas
las provincias del noroeste argentino y también en la zona de Carlos Paz
(Córdoba). Por ejemplo, en nuestra provincia encontramos “morteros comunitarios”
en la zona del Chiflon, en Talampaya y en nuestro vecino pueblo de Chuquis,
donde hay una piedra con más de 20 morteros.
Si hablamos de nuestro pueblo de Anjullón, hemos detectado
varias piedras con morteros múltiples (con tres morteros o más):
Muy cerca del pueblo, a unos 100 mts. al sureste de la
antigua casa conocida como “de Don Andres” (hoy propiedad de la familia Viola)
y a la vera del río seco que atraviesa la propiedad, se encuentra una piedra a
nivel del suelo con 11 morteros.
Camino a la gruta, en una curva del camino y del lado
derecho, algunos metros antes de llegar a la “1ra. Terminal”, hay una piedra
con 7 morteros. Esta es la única piedra con múltiples morteros que no está a
nivel de suelo. Aproximadamente a unos 40 metros al este de la misma (del otro
lado del camino), se encuentra “parada” una piedra muy larga y angosta, que
podría alinearse con los morteros, a la salida del sol a comienzos del verano.
En la margen norte el Río “El Huaico”, a unos 800 mts. del
viejo camino a Santa Cruz, hay otra piedra a nivel de suelo, en la cual se
encuentran 4 morteros.
Algunos metros al sur del camping “Pico Zárate”, encontramos
otra piedra que tiene tres morteros, dos grandes y profundos y uno más chico y
de poca profundidad.
Algunos metros antes de llegar al lugar conocido como “la 1°
terminal”, pero al sur del canal hay dos piedras con morteros a nivel del
suelo. La primera tiene 10 morteros completos y pueden verse tres más en un
costado donde la piedra se rompió. A menos de un metro de distancia, está otra
piedra, la cual tiene tres morteros de gran tamaño.
Otra piedra con morteros múltiples se encuentra unos 200 metros al oeste de este lugar (la 1ra terminal). En este caso la roca tiene 3 morteros y está muy cerca del camino, al costado derecho si va en dirección a la montaña.
Ya en el pueblo, en una finca propiedad de la familia
Carrizo, hay una piedra semienterrada en la que se pueden ver 8 morteros. Esta se
encuentra justo donde pasa una acequia y se puede ver claramente que la
piedra continúa por debajo del “bordo” de la acequia, por lo que no sería
extraño que haya más morteros tapados en la misma.
También tenemos conocimiento que en adyacencias de los
bañados que están más al sur del pueblo, hay también una piedra con varios
morteros y otra en cercanías del "puesto" (ruinas de un antiguo puesto de cabras) que está antes de llegar a la 2da terminal camino a la gruta. En ambos casos, aún no hemos podido ubicar el lugar.
Además, a un costado de la
calle, algunos metros al este de la casa de la familia de Alonso Vega, solía haber una piedra
con varias de estas perforaciones, pero la misma fue removida cuando se asfaltó
dicha calle, desconociendo si quedó tapada por el asfalto o si fue
arrojada en otro lugar.
En cuanto a morteros individuales, hemos podido observar
gran cantidad de ellos desperdigados en toda la zona (los que seguramente se pueden contar por decenas), como así también se pueden
ver varios que están agrupados de a dos.
Algunas fotos
Más difícil de encontrar en el campo
son las ”piedras de moler” o “conanas”, seguramente porque al ser más fáciles
de trasportar, fueron llevadas a las casas del pueblo donde las usaban nuestras
abuelas en la molienda de los granos que sus maridos cosechaban en los rastrojos y bañados de
la zona.
Los morteros y sus respectivas piedras, recibían diferentes
denominaciones según la región (por ejemplo en quechua santiagueño al mortero
se lo denomina “tacana”). Con respecto a las “conanas”, hay textos donde se
denomina de esta forma a cavidades alargadas en la piedra (parecidas a una
batea) donde se trituraba mediante la fricción y no por golpes, pero para
otros, la “conana” es la piedra que se usa para moler.
Quizá esto ponga un poco de luz sobre el tema:
Conagua. Del quechua kkhonáwa, piedra levemente cóncava en
que molían los indios los granos por medio de la conana.
Conana. Del quechua kkhonána, rollizo de piedra usado para moler los granos en la conagua.
De la página 175 del Vocabulario de la novela costumbrista de Lirio Fernández, Melitón Bazán. EMECE EDITORES, Bs. As., 1952.
Conana. Del quechua kkhonána, rollizo de piedra usado para moler los granos en la conagua.
De la página 175 del Vocabulario de la novela costumbrista de Lirio Fernández, Melitón Bazán. EMECE EDITORES, Bs. As., 1952.
(Continuará)
Quiero conocer el lugar, muy lindo post
ResponderEliminar