al arrullo de las tórtolas que gimen sus amores.
Al capricho del plateado reverbero
del olivo jugando con el viento.
Quietud de Anjullón en primavera
cuando canta su libertad el chalchalero.
Y el color estalla entre las flores
de los patios amigos, hogareños.
Silencio de tus noches, Anjullón...
de tus lunas, tus estrellas, tus montañas...
Escucho tu silencio en las piedras esparcidas,
encuentro a Dios en el fondo de mi alma.
Agreste perfume de poleo,
doradas alamedas en otoño.
Paz de tus abuelos. Anjullón:
silencio, paz, serenidad.
Autor: Ramiro Héctor Riedel
Poema publicado en su libro “Sabor a Tierra”
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