(Foto: Quebrada de Anjullón en Invierno)
Cuando la tierra se alfombra con hojas,
cuando las ramas se quedan vacías,
es que ha llegado otra vez el otoño
trayendo sus tardes de melancolía.
Cuando la cumbre de todos los cerros
se posa un manto muy blanco de nieve,
es que ha llegado de nuevo el invierno
y entonces la costa se duerme...
Pero volverá la primavera y al brotar del duraznero
todo se despertará, vestirán las plantas sus ramajes,
y en el álamo mas alto, la calandria cantará.
Todo se verá de mil colores
y en el cerro los cardones, otra vez florecerán...
Cuando las noches son largas y frías,
cuando ese frío se siente muy dentro,
es un desierto de ruidos la costa
y solo se escucha el silencio.
Cuando bajando muy lento el sendero
se ve un burrito cargado de leños,
es que lo trae rumbeando a su rancho
pa' cubrirse del frío el costeño.
Autor: Argentino G. Ciriaci
Anjullón OnLine
Este Blog esta creado con la intención de hacer conocer más a mi querido pueblo de Anjullón, rescatar su historia y su cultura e informar los hechos más destacados del pueblo y/o protagonizados por sus hijos.
La foto de la portada es "la Iglesía de Anjullón".
Se aceptan colaboraciones con material sobre el pueblo (y la costa toda) a Lrquintero@gmail.com
La foto de la portada es "la Iglesía de Anjullón".
Se aceptan colaboraciones con material sobre el pueblo (y la costa toda) a Lrquintero@gmail.com
lunes, 26 de abril de 2010
jueves, 22 de abril de 2010
Algunos Datos del Padre Virgilio Ferreira
(Foto: Padre Virgilio Carlos Ferreira)
El Padre Virgilio Carlos Ferreira fue Párroco del Curato de Castro Barros desde el 22 de marzo de 1925 y por espacio de un medio siglo.
Nació en Villa del Rosario, Córdoba, el 26 de abril de 1900. Fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1924. Falleció en su pueblo natal el 22 de junio de 1976. Sus restos fueron trasladados a La Rioja y descansan en el atrio de la Iglesia de San Antonio, en Anillaco.
Seguramente que de su larga trayectoria en nuestro departamento es mucho lo que encontraremos: anécdotas, obras materiales y espirituales y todo lo que adornó su fructífera labor misionera. En esta oportunidad nos encontramos con un interesante informe.
El último Vicario Foráneo Monseñor José Pío Cabral, en su visita a las parroquias del interior de nuestra provincia, escribe al Obispo de Córdoba monseñor Fermín Lafitte, un informe que tiene como fecha el 18 de marzo de 1932 y en el cual relata toda la tarea que se realiza en cada parroquia.
En lo que se refiere a nuestro departamento, decía:
"En mis visitas a la Parroquia del departamento Castro Barros, he podido comprobar el ascendiente que tiene entre los fieles el señor Cura, Pbro. Virgilio Carlos Ferreira, siendo justamente apreciado por su celo pastoral.
Lleva realizadas muchas mejoras en las iglesias que están bajo su jurisdicción, siendo las más importantes el atrio de piedra y reja de hierro en Anillaco, el piso de mosaico y el nuevo altar al Corazón de Jesús en Pinchas, el altar mayor en San Pedro y en Aminga, el nuevo altar dedicado al Corazón de Jesús en Chuquis, la artística repisa, las nuevas andas de la Virgen del Perpetuo Socorro y la nueva imagen de San Alfonso de Ligorio en los Molinos. También deben destacarse el altar mayor, el piso de mosaico, el altar del Corazón de María y la pintura total de la iglesia en ANJULLON y el nuevo Armoniun para la iglesia de Santa Cruz. En todos los pueblos nombrados hay centros catequísticos distinguiéndose el de Anillaco y el de ANJULLON, que además de enseñar la doctrina, reparten ropas a los niños pobres.
En ANJULLON se realizó la fiesta de Bodas de Plata de la Archicofradía del Corazón de María y en los Molinos se llevó a efecto la ceremonia de la primera misa del Rdo. Padre Juan de laVega, sacerdote mercedario, hijo de este pueblo, constituyendo este acontecimiento un hecho sin precedentes en los fastos del Curato".
En otra oportunidad encontramos que en los archivos de estos informes la Iglesia de Anjullón figura como modelo de inventario ("...todo cuidado y aseado como deben estar las cosas de la Iglesia.."), y en este informe se destaca el centro catequístico por su labor doctrinaria y solidaria. Del ascendiente del Padre Virgilio entre los fieles, las personas mayores siempre lo atestiguan cuando recuerdan anécdotas. Para las próximas entregas trataré de investigar algunas de ellas para el recuerdo agradecido a este incansable sacerdote.
El Padre Virgilio Carlos Ferreira fue Párroco del Curato de Castro Barros desde el 22 de marzo de 1925 y por espacio de un medio siglo.
Nació en Villa del Rosario, Córdoba, el 26 de abril de 1900. Fue ordenado sacerdote el 7 de diciembre de 1924. Falleció en su pueblo natal el 22 de junio de 1976. Sus restos fueron trasladados a La Rioja y descansan en el atrio de la Iglesia de San Antonio, en Anillaco.
Seguramente que de su larga trayectoria en nuestro departamento es mucho lo que encontraremos: anécdotas, obras materiales y espirituales y todo lo que adornó su fructífera labor misionera. En esta oportunidad nos encontramos con un interesante informe.
El último Vicario Foráneo Monseñor José Pío Cabral, en su visita a las parroquias del interior de nuestra provincia, escribe al Obispo de Córdoba monseñor Fermín Lafitte, un informe que tiene como fecha el 18 de marzo de 1932 y en el cual relata toda la tarea que se realiza en cada parroquia.
En lo que se refiere a nuestro departamento, decía:
"En mis visitas a la Parroquia del departamento Castro Barros, he podido comprobar el ascendiente que tiene entre los fieles el señor Cura, Pbro. Virgilio Carlos Ferreira, siendo justamente apreciado por su celo pastoral.
Lleva realizadas muchas mejoras en las iglesias que están bajo su jurisdicción, siendo las más importantes el atrio de piedra y reja de hierro en Anillaco, el piso de mosaico y el nuevo altar al Corazón de Jesús en Pinchas, el altar mayor en San Pedro y en Aminga, el nuevo altar dedicado al Corazón de Jesús en Chuquis, la artística repisa, las nuevas andas de la Virgen del Perpetuo Socorro y la nueva imagen de San Alfonso de Ligorio en los Molinos. También deben destacarse el altar mayor, el piso de mosaico, el altar del Corazón de María y la pintura total de la iglesia en ANJULLON y el nuevo Armoniun para la iglesia de Santa Cruz. En todos los pueblos nombrados hay centros catequísticos distinguiéndose el de Anillaco y el de ANJULLON, que además de enseñar la doctrina, reparten ropas a los niños pobres.
En ANJULLON se realizó la fiesta de Bodas de Plata de la Archicofradía del Corazón de María y en los Molinos se llevó a efecto la ceremonia de la primera misa del Rdo. Padre Juan de laVega, sacerdote mercedario, hijo de este pueblo, constituyendo este acontecimiento un hecho sin precedentes en los fastos del Curato".
En otra oportunidad encontramos que en los archivos de estos informes la Iglesia de Anjullón figura como modelo de inventario ("...todo cuidado y aseado como deben estar las cosas de la Iglesia.."), y en este informe se destaca el centro catequístico por su labor doctrinaria y solidaria. Del ascendiente del Padre Virgilio entre los fieles, las personas mayores siempre lo atestiguan cuando recuerdan anécdotas. Para las próximas entregas trataré de investigar algunas de ellas para el recuerdo agradecido a este incansable sacerdote.
miércoles, 21 de abril de 2010
Homenaje a Don Argentino Ciriaci
(Foto: Argentino Getulio Ciriaci)
En febrero del 2003, en la noche del Corso Javier "cuero" Vega, el pueblo de Anjullón hizo un homenaje al Sr. ARGENTINO CIRIACI, del cual anteriormente, ya realizó una nota con sus datos biográficos y su obra el Sr. Raúl Quintero.
El homenaje en ese entonces, fue de GRATITUD por habernos entregado la hermosa ZAMBA DE ANJULLON. Para esa oportunidad el escritor Miguel A. Peralta hizo un análisis de esta obra que a continuación la transcribo:
"Don Ciriaci nos ha regalado, con todo su sentimiento, este hermoso tema para el pueblo y que el pueblo aprendió a quererlo, desde el afán de su trabajo hasta la apacible tranquilidad de su casa y su familia.
_ El autor se confiesa que él es "solo un peregrino" que ha llegado a nuestros caminos de La Rioja para cantarnos con el alma y para entregarnos su canción.
_ Se ha sentido cautivado por esta Costa tan hermosa a la que él en su lenguaje la descubre "como dueña de un encanto sin igual" que le permite cantar a la luna cuando pasa por las noches y le deja la inspiración para su canto.
_ Don Ciriaci no es el primero ni el único que le cantó a nuestro pueblo. El mismo nos recuerda que "muchos le cantaron a tu historia; otros a tu estirpe y tradición...".
Todos ellos son merecedores de nuestro homenaje; pero el dá el paso fundamental y necesario porque entona su canto alegremente para cantar "a la Costa y a su gente" y en especial "al pueblito de Anjullón".
_ Qué hermoso suena en su zamba el nombre de Anjullón, nombrado como pueblito de la Costa bella.
_ Pero el amor por el pueblo se transforma en "un llanto que es rocío" porque, como él lo dice bellamente, solo hemos de querer a nuestra tierra aquellos que la sentimos y la amamos de verdad.
El alma poética del autor se levanta en vuelo como el cóndor sobre los cerros del Velasco para contemplar las altas vertientes, manantiales de vida, desde donde "baja alegremente el agua hacia el estanque".
"Anjullón fue al principio solo el agua, solo un rasgo de vida en la quebrada", hemos escuchado hace poco tiempo...
Esa vida, que es el agua, el sustento natural de todo pueblo, es el elemento que, según Ciriaci, riega la simiente y transforma en vino, los racimos y en tortilla y pan, la harina...
Y es aquí donde surge el hombre y la mujer de Anjullón, colaborando con la creación de Dios; sacando de los surcos su sustento y compartiendo generosos sus labranzas, que son el fruto de la tierra, pero también de su esfuerzo y su trabajo.
Este es el homenaje que Ciriaci le hace no solo al paisaje de Anjullón sino también a todos sus habitantes: a los que ya se fueron, a los que seguimos creyendo en su futuro y sobre todo a los jóvenes y niños a quienes debemos enseñar a amar, a respetar y a trabajar por la grandeza de nuestro pueblo.
Gracias don Ciriaci por esta ZAMBA DE ANJULLON. Le debíamos este homenaje de gratitud y aquí se lo estamos ofreciendo humildemente. Gracias por su inspiración y gracias, muy especialmente, a los que comenzaron a difundirla entre nosotros y nos han enseñado, primero a quererla y luego a cantarla siempre con el alma".
A siete años de este homenaje lo saludamos a Don Ciriaci con el cariño y el respeto de siempre y le deseamos que disfrute de salud y tranquilidad todos los días de su vida y que siga inspirándose para escribir cosas tan bellas como nuestra zamba.
GRACIAS DON CIRIACI.
En febrero del 2003, en la noche del Corso Javier "cuero" Vega, el pueblo de Anjullón hizo un homenaje al Sr. ARGENTINO CIRIACI, del cual anteriormente, ya realizó una nota con sus datos biográficos y su obra el Sr. Raúl Quintero.
El homenaje en ese entonces, fue de GRATITUD por habernos entregado la hermosa ZAMBA DE ANJULLON. Para esa oportunidad el escritor Miguel A. Peralta hizo un análisis de esta obra que a continuación la transcribo:
"Don Ciriaci nos ha regalado, con todo su sentimiento, este hermoso tema para el pueblo y que el pueblo aprendió a quererlo, desde el afán de su trabajo hasta la apacible tranquilidad de su casa y su familia.
_ El autor se confiesa que él es "solo un peregrino" que ha llegado a nuestros caminos de La Rioja para cantarnos con el alma y para entregarnos su canción.
_ Se ha sentido cautivado por esta Costa tan hermosa a la que él en su lenguaje la descubre "como dueña de un encanto sin igual" que le permite cantar a la luna cuando pasa por las noches y le deja la inspiración para su canto.
_ Don Ciriaci no es el primero ni el único que le cantó a nuestro pueblo. El mismo nos recuerda que "muchos le cantaron a tu historia; otros a tu estirpe y tradición...".
Todos ellos son merecedores de nuestro homenaje; pero el dá el paso fundamental y necesario porque entona su canto alegremente para cantar "a la Costa y a su gente" y en especial "al pueblito de Anjullón".
_ Qué hermoso suena en su zamba el nombre de Anjullón, nombrado como pueblito de la Costa bella.
_ Pero el amor por el pueblo se transforma en "un llanto que es rocío" porque, como él lo dice bellamente, solo hemos de querer a nuestra tierra aquellos que la sentimos y la amamos de verdad.
El alma poética del autor se levanta en vuelo como el cóndor sobre los cerros del Velasco para contemplar las altas vertientes, manantiales de vida, desde donde "baja alegremente el agua hacia el estanque".
"Anjullón fue al principio solo el agua, solo un rasgo de vida en la quebrada", hemos escuchado hace poco tiempo...
Esa vida, que es el agua, el sustento natural de todo pueblo, es el elemento que, según Ciriaci, riega la simiente y transforma en vino, los racimos y en tortilla y pan, la harina...
Y es aquí donde surge el hombre y la mujer de Anjullón, colaborando con la creación de Dios; sacando de los surcos su sustento y compartiendo generosos sus labranzas, que son el fruto de la tierra, pero también de su esfuerzo y su trabajo.
Este es el homenaje que Ciriaci le hace no solo al paisaje de Anjullón sino también a todos sus habitantes: a los que ya se fueron, a los que seguimos creyendo en su futuro y sobre todo a los jóvenes y niños a quienes debemos enseñar a amar, a respetar y a trabajar por la grandeza de nuestro pueblo.
Gracias don Ciriaci por esta ZAMBA DE ANJULLON. Le debíamos este homenaje de gratitud y aquí se lo estamos ofreciendo humildemente. Gracias por su inspiración y gracias, muy especialmente, a los que comenzaron a difundirla entre nosotros y nos han enseñado, primero a quererla y luego a cantarla siempre con el alma".
A siete años de este homenaje lo saludamos a Don Ciriaci con el cariño y el respeto de siempre y le deseamos que disfrute de salud y tranquilidad todos los días de su vida y que siga inspirándose para escribir cosas tan bellas como nuestra zamba.
GRACIAS DON CIRIACI.
domingo, 18 de abril de 2010
El Corcino
(Imagen: Tapa del Libro "El Corcino" de Plutarco Schaller)
“El Corcino”, editado en 1997, es el tercer libro escrito por Plutarco Schaller, en el cual el personaje principal es “Corcino” Díaz, uno de los tres hermanos que habitaban el paraje “Chimicomayo”, en el límite de los Dptos. Castro Barros y Arauco, al norte de la provincia de La Rioja, Argentina. Los otros hermanos son Carlitos (el mayor) y Juan (el menor), los cuales moraban en la única casa edificada en este paraje tan alejado de otros lugares habitados por el hombre.
Este libro relata las vivencias del autor a principios de la década del 60, cuando trabajó por algunos años en dicho lugar, viviendo un tiempo con los hermanos Días y otro en el pueblo de Anjullón. En su relato va comparando la difícil vida de este paisano criollo (Corcino) con otros paisanos a los cuales conoció en su peregrinar por distintos lugares de La Rioja, de Argentina y de distintos países, los cuales fueron y son actualmente explotados y olvidados.
Son numerosas las anécdotas en las que aparecen distintos habitantes de Anjullón (la mayoría ya fallecidos) y de otros pueblos cercanos como Udpinago y Santa Cruz.
Entre las personas de Anjullón podemos citar a Don Alfredo de la Vega (por aquellos tiempos dueño del almacén más importante del pueblo), sus hijos Cholo y Pito, Don Juan Moreno (comisario y concesionario de la hostería), Manuel Yánez (jefe departamental de policía), Zenón Bazán (dirigente peronista), Germán Peralta (ex jefe de correo), Melitón Mercado, Víctor Nieto y los hermanos “Paco” y “Miguelito” Núñez.
También en sus relatos nombra a José Díaz (de Udpinango), Don Alfonsito (picapedrero de Los Molinos), Victoriano Peralta (de Santa Cruz) y Raúl Sufán (de Pinchas).
El autor de este libro es uno de los fundadores del diario “El Independiente”, quien estuvo encarcelado luego del golpe militar de 1976 por espacio de 8 años y posteriormente, luego de no poder regresar a la cooperativa del diario, se exilió en Cuba donde reside actualmente.
Fotos de Chimicomayo
“El Corcino”, editado en 1997, es el tercer libro escrito por Plutarco Schaller, en el cual el personaje principal es “Corcino” Díaz, uno de los tres hermanos que habitaban el paraje “Chimicomayo”, en el límite de los Dptos. Castro Barros y Arauco, al norte de la provincia de La Rioja, Argentina. Los otros hermanos son Carlitos (el mayor) y Juan (el menor), los cuales moraban en la única casa edificada en este paraje tan alejado de otros lugares habitados por el hombre.
Este libro relata las vivencias del autor a principios de la década del 60, cuando trabajó por algunos años en dicho lugar, viviendo un tiempo con los hermanos Días y otro en el pueblo de Anjullón. En su relato va comparando la difícil vida de este paisano criollo (Corcino) con otros paisanos a los cuales conoció en su peregrinar por distintos lugares de La Rioja, de Argentina y de distintos países, los cuales fueron y son actualmente explotados y olvidados.
Son numerosas las anécdotas en las que aparecen distintos habitantes de Anjullón (la mayoría ya fallecidos) y de otros pueblos cercanos como Udpinago y Santa Cruz.
Entre las personas de Anjullón podemos citar a Don Alfredo de la Vega (por aquellos tiempos dueño del almacén más importante del pueblo), sus hijos Cholo y Pito, Don Juan Moreno (comisario y concesionario de la hostería), Manuel Yánez (jefe departamental de policía), Zenón Bazán (dirigente peronista), Germán Peralta (ex jefe de correo), Melitón Mercado, Víctor Nieto y los hermanos “Paco” y “Miguelito” Núñez.
También en sus relatos nombra a José Díaz (de Udpinango), Don Alfonsito (picapedrero de Los Molinos), Victoriano Peralta (de Santa Cruz) y Raúl Sufán (de Pinchas).
El autor de este libro es uno de los fundadores del diario “El Independiente”, quien estuvo encarcelado luego del golpe militar de 1976 por espacio de 8 años y posteriormente, luego de no poder regresar a la cooperativa del diario, se exilió en Cuba donde reside actualmente.
Fotos de Chimicomayo
jueves, 15 de abril de 2010
Se Cierra el Ciclo de los Vicarios Foráneos
(Foto: El padre Virgilio junto a Monseñor Ferreira Reinafé -foto del mural que se encuentra en el museo de Chuquis-)
El 20 de enero de 1923 asume como Vicario Foráneo de nuestra provincia, Monseñor Dr. Vicente Ferreira, rosarino con destacados estudios superiores, cursados tanto en el interior como en el exterior del país. Permaneció en su cargo hasta 1927 que asume sus Cátedras en el Seminario de Córdoba.
Según el anjulloniense Ramón Serafín de la Vega Contreras, en sus publicaciones "Anjullón...Edén Riojano", dice que fue el único sacerdote con título doctoral otorgado por el Colegio Latino de Roma. También cuenta que... "de sus manos recibí el agua del Santo Bautismo y los Oleos Sagrados ungiéndome cristiano católico". Este halago espiritual fue para él muy importante pues se trataba del primer niño bautizado en la Iglesia del pueblo. Esto sucedió el 19 de marzo de 1903 cuando contaba con dos meses de vida.
Monseñor Vicente Ferreira, en su breve período, tuvo que afrontar hechos importantes como la construcción de la cúpula del Santuario de San Nicolás y el traslado de la sede parroquial de Tama al pueblo de Malanzán, motivada por "el paludismo", enfermedad endémica que atacó al pueblo de Tama. (Este traslado fue temporario porque pronto volvió a su lugar original).
Falleció en 1930 como consecuencia de un ataque cerebral. Nos dejó las cenizas del "mejor de nuestros más grandes hombres", el doctor Pedro I. de Castro Barros. Nos dejó también un Párroco que estuvo en nuestro departamento por un medio siglo y que dejó grandes marcas espirituales en el corazón de los costeños: el Padre Virgilio Carlos Ferreira (pero este será tema de otra publicación).
El 18 de marzo de 1928 asume sus funciones el último Vicario Foráneo, Pbro. José Pío Cabral, que había estado desempeñándose como cura Párroco de La Rioja. Actuó hasta la creación de nuestra diócesis (1934) y la asunción del primer Obispo Diocesano Monseñor Ferreira Reinafé, designado por el Gobierno de La Nación (1935- Presidente Agustín P. Justo).
Monseñor Cabral desarrolló un intenso apostolado visitando todo el interior de la provincia. Acompañó al Padre Virgilio en su apostolado por el Curato de Castro Barros y asistió al Padre Mercedario Juan de la Vega, hijo dilecto del pueblo de Los Molinos, a celebrar su Primera Misa en su pueblo natal.(agradeceríamos datos de la fecha de este acontecimiento).
Datos extraídos del libro Aportes para una Historia de La Iglesia de La Rioja - tomo 1 - y de las publicaciones Anjullón... Edén Riojano de Pablo Ramón Serafín de la Vega Contreras.
El 20 de enero de 1923 asume como Vicario Foráneo de nuestra provincia, Monseñor Dr. Vicente Ferreira, rosarino con destacados estudios superiores, cursados tanto en el interior como en el exterior del país. Permaneció en su cargo hasta 1927 que asume sus Cátedras en el Seminario de Córdoba.
Según el anjulloniense Ramón Serafín de la Vega Contreras, en sus publicaciones "Anjullón...Edén Riojano", dice que fue el único sacerdote con título doctoral otorgado por el Colegio Latino de Roma. También cuenta que... "de sus manos recibí el agua del Santo Bautismo y los Oleos Sagrados ungiéndome cristiano católico". Este halago espiritual fue para él muy importante pues se trataba del primer niño bautizado en la Iglesia del pueblo. Esto sucedió el 19 de marzo de 1903 cuando contaba con dos meses de vida.
Monseñor Vicente Ferreira, en su breve período, tuvo que afrontar hechos importantes como la construcción de la cúpula del Santuario de San Nicolás y el traslado de la sede parroquial de Tama al pueblo de Malanzán, motivada por "el paludismo", enfermedad endémica que atacó al pueblo de Tama. (Este traslado fue temporario porque pronto volvió a su lugar original).
Falleció en 1930 como consecuencia de un ataque cerebral. Nos dejó las cenizas del "mejor de nuestros más grandes hombres", el doctor Pedro I. de Castro Barros. Nos dejó también un Párroco que estuvo en nuestro departamento por un medio siglo y que dejó grandes marcas espirituales en el corazón de los costeños: el Padre Virgilio Carlos Ferreira (pero este será tema de otra publicación).
El 18 de marzo de 1928 asume sus funciones el último Vicario Foráneo, Pbro. José Pío Cabral, que había estado desempeñándose como cura Párroco de La Rioja. Actuó hasta la creación de nuestra diócesis (1934) y la asunción del primer Obispo Diocesano Monseñor Ferreira Reinafé, designado por el Gobierno de La Nación (1935- Presidente Agustín P. Justo).
Monseñor Cabral desarrolló un intenso apostolado visitando todo el interior de la provincia. Acompañó al Padre Virgilio en su apostolado por el Curato de Castro Barros y asistió al Padre Mercedario Juan de la Vega, hijo dilecto del pueblo de Los Molinos, a celebrar su Primera Misa en su pueblo natal.(agradeceríamos datos de la fecha de este acontecimiento).
Datos extraídos del libro Aportes para una Historia de La Iglesia de La Rioja - tomo 1 - y de las publicaciones Anjullón... Edén Riojano de Pablo Ramón Serafín de la Vega Contreras.
miércoles, 14 de abril de 2010
De "Médicos" y "Madamas"
(Foto: Ramiro Riedel con Doña Eulalia, una de las entrevistadas para hacer este trabajo)
Como todo el interior, Anjullón no escapó a la circunstancia de alejamiento, de distancia de centros importantes y de importantes vías de comunicación.
En lo referente a la atención de la salud este aislamiento se vivió tal vez como algo natural, como la ausencia de rutas y transportes, como la falta de electricidad. Se nacía y se moría "naturalmente".
Según Don Yáñez, la presencia de un médico, en Anillaco y para todo el departamento, dataría de 1930 en adelante. El conoció al más antiguo, un doctor Humberto Páez. Doña Eulalia habla de un médico de Aimogasta que hacía el recorrido cada 8 días, empezando por Pinchas. Por supuesto a caballo.
Entonces, la "medicina" quedaba para los "prácticos" o más "leídos", como podía ser el almacenero. Así, según doña Eulalia, Don Alfredo de la Vega, dueño del negocio de "Ramos Generales", era muy "médico".
Los remedios eran caseros. Y talvez por experiencia, unos sabían de tal enfermedad, y otros de otras: especialistas que les llaman. Y así cada uno daba una receta, friccionar con tal yuyo, con tal ungüento, "anda pregúntale".
También había curanderos. "Había un curandero que se decía médico, que curó a un tío mío de sarampión, nada más que con sopa de pollitos bebé" (doña Amalia).
Podríamos decir que las emergencias más comunes eran las quebraduras y los partos.
Respecto a las primeras, había componehuesos de mayor o menor fama. "Yo tengo una fractura porque me voltio un burro en las carreras de burro que organizaban los misioneros. Doña Anselma curaba, era famosa masajista. Don Enrique sentía que lloraba mucho. "Deja de hacer sufrir a ese chico. Yo le voy a dar una anestesia. Me dio un vaso de vino añejo, cocido que le decimos. Yo tenía 8 años". (Pito)
Raúl Acosta refiere que Doña Vicenta Nieto curaba con yuyos, y Doña Anselma curaba los huesos con "cogollo de árbol blanco y pez", con lo que hacía un emplasto. Don Froilan, a su vez acota: "No había médico, había mucha gente corajuda". Y hay que agregar que tampoco se llevaba al enfermo al médico.
Doña Amalia recuerda las curaciones de huesos, y recalca con énfasis: "quedaban perfectos, perfectos!", y nada más que con unturas, especie de cremas que hacían con cebo de vela y aceite, que ponían en el sartén, y algunos agregaban yuyos picados. No podía faltar la sal.
Extendían el preparado sobre un trapo largo y envolvían con ello el miembro fracturado. O sino le daban fricciones.
No solían entablillar sino que prescribían reposo absoluto. Si el paciente tenía necesariamente que caminar, entonces entablillaban, generalmente con cañas.
Las quemaduras también tenían su tratamiento específico: se hacía una pasta de clara de huevo y cal, se batía a punto de crema, y con ella untaban la parte lastimada. Al día siguiente cortaban las ampollas y volvían a poner el unto, y sanaban muy bien, sin cicatrices.
Y los partos. Toda persona mayor de Anjullón es nacida en su casa. Y la atención era brindada por mujeres con experiencia. "Por misericordia de Dios, por que ellas no sabían nada", dirá Doña Amalia. "Sólo cortar el ombligo".
Pero entre "las que no sabían nada" las había famosas y muy requeridas, aun de pueblos vecinos. Tal el caso de Filomena Bulacio y Tránsito Quinteros. Eran las "madamas": tal el nombre que se les daba.
Estas "madamas" se hacían cargo de todo, desde que nacía el niño hasta que lo veían durito. "Así lo vas a afanar (cuidar)".
"Sin asistencia andábamos muy bien, nadie tenía várices", dirá Doña Amalia. Las "madamas" sabían si iba a ser varón o mujer, y acertaban las más de las veces.
"La higiene que hacían!", se maravilla todavía Doña Amalia. Prescribían 40 días de cama, sin moverse. "Nos levantábamos de la cama, pero no podíamos arrimarnos al fuego. Sólo por tercera mano". Esos 40 días se comía nada más que pollo, con arroz, esa era la sopa. Y leche. Para que tengan leche para los hijos. Cuando se levantaban, seguía el régimen de pollo, de cuando en cuando.
No había que planchar ni lavar, reposo durante 15 días. “Y después salíamos; nada de andarse mojando, cuidado con los pies”.
La señora de Don Oscar Herrera relata su propia experiencia. Habla de la época "del purgante de sal inglesa". "Me atendía doña Servanda de Chumbita, había que guardar cama ocho días. Durante 40 días no se podía lavar la cabeza para que no se vaya la sangre a la cabeza. Nos fajaban para que uno bote toda esa sangre mala. Al levantarse empezaban a comer de a poco. Mucho matecocido para tener leche. Caldo de panza de vaca. Además se hacía hervir la raíz del "doquial" (doca, planta) para tener mucha leche. Y ya ve!"
"La madama atendía la higiene del bebé. No nos dejaban levantar para no tener hemorragia. No cobraba, se le daba lo que uno podía darle".
A parte de las "madamas" había otro personaje muy popular: San Ramón, que era el protector de los partos, y era llevado de casa en casa. "Lo tenían preso hasta que nacía la criatura. Le hacían promesa nada más para ponerle velas" (Doña Eulalia).
Claro que no todos estaban de acuerdo con esta preferencia de San Ramón por las mujeres. Y así nos cuenta Don Froilan: "San Ramón ayudaba. Le ofertaban una novena. Una viejita de más de 80 años tenía de "bulto" (en estatua) a Santa Rosa y San Ramón. Tenía un hijo medio loco y borracho. Un día en que caía piedra lo tiró para afuera por flojo porque hacía milagros sólo para las mujeres" y no protegía las cosechas.
Una costumbre generalizada que formaba parte de las prácticas que acompañaban los nacimientos era la de enterrar el "pupo" en el lugar. Y así para indicar el lugar de nacimiento de un fulano se decía gráficamente: "Su pupo esta enterrado aquí".
A los nacimientos seguía la inscripción en el Registro Civil, que a veces podía tardar un año. Se daba el caso de que cuando iba uno (a Aminga) llevaba 5 o 6 "mingado" (se le encargaba la inscripción). Por ahí se festejaba con los compadres, y el resultado podía ser un ahijado con nombre cambiado!
De RAMIRO EMMANUEL RIEDEL en "ANJULLÓN, Recuerdos de Cuanta"
Como todo el interior, Anjullón no escapó a la circunstancia de alejamiento, de distancia de centros importantes y de importantes vías de comunicación.
En lo referente a la atención de la salud este aislamiento se vivió tal vez como algo natural, como la ausencia de rutas y transportes, como la falta de electricidad. Se nacía y se moría "naturalmente".
Según Don Yáñez, la presencia de un médico, en Anillaco y para todo el departamento, dataría de 1930 en adelante. El conoció al más antiguo, un doctor Humberto Páez. Doña Eulalia habla de un médico de Aimogasta que hacía el recorrido cada 8 días, empezando por Pinchas. Por supuesto a caballo.
Entonces, la "medicina" quedaba para los "prácticos" o más "leídos", como podía ser el almacenero. Así, según doña Eulalia, Don Alfredo de la Vega, dueño del negocio de "Ramos Generales", era muy "médico".
Los remedios eran caseros. Y talvez por experiencia, unos sabían de tal enfermedad, y otros de otras: especialistas que les llaman. Y así cada uno daba una receta, friccionar con tal yuyo, con tal ungüento, "anda pregúntale".
También había curanderos. "Había un curandero que se decía médico, que curó a un tío mío de sarampión, nada más que con sopa de pollitos bebé" (doña Amalia).
Podríamos decir que las emergencias más comunes eran las quebraduras y los partos.
Respecto a las primeras, había componehuesos de mayor o menor fama. "Yo tengo una fractura porque me voltio un burro en las carreras de burro que organizaban los misioneros. Doña Anselma curaba, era famosa masajista. Don Enrique sentía que lloraba mucho. "Deja de hacer sufrir a ese chico. Yo le voy a dar una anestesia. Me dio un vaso de vino añejo, cocido que le decimos. Yo tenía 8 años". (Pito)
Raúl Acosta refiere que Doña Vicenta Nieto curaba con yuyos, y Doña Anselma curaba los huesos con "cogollo de árbol blanco y pez", con lo que hacía un emplasto. Don Froilan, a su vez acota: "No había médico, había mucha gente corajuda". Y hay que agregar que tampoco se llevaba al enfermo al médico.
Doña Amalia recuerda las curaciones de huesos, y recalca con énfasis: "quedaban perfectos, perfectos!", y nada más que con unturas, especie de cremas que hacían con cebo de vela y aceite, que ponían en el sartén, y algunos agregaban yuyos picados. No podía faltar la sal.
Extendían el preparado sobre un trapo largo y envolvían con ello el miembro fracturado. O sino le daban fricciones.
No solían entablillar sino que prescribían reposo absoluto. Si el paciente tenía necesariamente que caminar, entonces entablillaban, generalmente con cañas.
Las quemaduras también tenían su tratamiento específico: se hacía una pasta de clara de huevo y cal, se batía a punto de crema, y con ella untaban la parte lastimada. Al día siguiente cortaban las ampollas y volvían a poner el unto, y sanaban muy bien, sin cicatrices.
Y los partos. Toda persona mayor de Anjullón es nacida en su casa. Y la atención era brindada por mujeres con experiencia. "Por misericordia de Dios, por que ellas no sabían nada", dirá Doña Amalia. "Sólo cortar el ombligo".
Pero entre "las que no sabían nada" las había famosas y muy requeridas, aun de pueblos vecinos. Tal el caso de Filomena Bulacio y Tránsito Quinteros. Eran las "madamas": tal el nombre que se les daba.
Estas "madamas" se hacían cargo de todo, desde que nacía el niño hasta que lo veían durito. "Así lo vas a afanar (cuidar)".
"Sin asistencia andábamos muy bien, nadie tenía várices", dirá Doña Amalia. Las "madamas" sabían si iba a ser varón o mujer, y acertaban las más de las veces.
"La higiene que hacían!", se maravilla todavía Doña Amalia. Prescribían 40 días de cama, sin moverse. "Nos levantábamos de la cama, pero no podíamos arrimarnos al fuego. Sólo por tercera mano". Esos 40 días se comía nada más que pollo, con arroz, esa era la sopa. Y leche. Para que tengan leche para los hijos. Cuando se levantaban, seguía el régimen de pollo, de cuando en cuando.
No había que planchar ni lavar, reposo durante 15 días. “Y después salíamos; nada de andarse mojando, cuidado con los pies”.
La señora de Don Oscar Herrera relata su propia experiencia. Habla de la época "del purgante de sal inglesa". "Me atendía doña Servanda de Chumbita, había que guardar cama ocho días. Durante 40 días no se podía lavar la cabeza para que no se vaya la sangre a la cabeza. Nos fajaban para que uno bote toda esa sangre mala. Al levantarse empezaban a comer de a poco. Mucho matecocido para tener leche. Caldo de panza de vaca. Además se hacía hervir la raíz del "doquial" (doca, planta) para tener mucha leche. Y ya ve!"
"La madama atendía la higiene del bebé. No nos dejaban levantar para no tener hemorragia. No cobraba, se le daba lo que uno podía darle".
A parte de las "madamas" había otro personaje muy popular: San Ramón, que era el protector de los partos, y era llevado de casa en casa. "Lo tenían preso hasta que nacía la criatura. Le hacían promesa nada más para ponerle velas" (Doña Eulalia).
Claro que no todos estaban de acuerdo con esta preferencia de San Ramón por las mujeres. Y así nos cuenta Don Froilan: "San Ramón ayudaba. Le ofertaban una novena. Una viejita de más de 80 años tenía de "bulto" (en estatua) a Santa Rosa y San Ramón. Tenía un hijo medio loco y borracho. Un día en que caía piedra lo tiró para afuera por flojo porque hacía milagros sólo para las mujeres" y no protegía las cosechas.
Una costumbre generalizada que formaba parte de las prácticas que acompañaban los nacimientos era la de enterrar el "pupo" en el lugar. Y así para indicar el lugar de nacimiento de un fulano se decía gráficamente: "Su pupo esta enterrado aquí".
A los nacimientos seguía la inscripción en el Registro Civil, que a veces podía tardar un año. Se daba el caso de que cuando iba uno (a Aminga) llevaba 5 o 6 "mingado" (se le encargaba la inscripción). Por ahí se festejaba con los compadres, y el resultado podía ser un ahijado con nombre cambiado!
De RAMIRO EMMANUEL RIEDEL en "ANJULLÓN, Recuerdos de Cuanta"
sábado, 10 de abril de 2010
Pisada de Uva en CondorCuna
(Foto: La gente empieza a ingresar al lagar mientras el resto observa desde el costado)
El pasado sábado 3 de abril de 2010, se realizó la segunda Fiesta de la “Pisada de Uva” en el camping CondorCuna de la localidad de Anjullón.
A pesar del mal tiempo reinante, fueron numerosas las familias que se acercaron a disfrutar de este espectáculo, no solo como observadores sino como activos participantes del mismo.
El evento comenzó pasadas las 14:30 hs con palabras de bienvenida a los presentes por parte de Juan Hermógenes Herrera, propietario del camping, quién además invitó a los asistentes a descalzarse e ingresar al lagar (o lagareta) a fin de hacer el vino “patero”.
Posteriormente se empezó a colocar la uva mientras numerosos niños, jóvenes y adultos ingresaban y se esforzaban tratando de romper los granos al ritmo infaltable de la chaya, entretanto el resto de los asistentes buscaban los mejores lugares para sacar las mejores fotos.
Lentamente el jugo de la uva empezó a desplazarse al piletón contiguo al lagar mientras el propietario llenaba el primer vaso y lo alcanzaba a quien quisiera probar el riquísimo “mosto”.
Por último, ya con toda la uva triturada a pura pata, se procedió a cargar “la prensa” donde se estrujaba el orujo, a fin de sacarle todo el mosto que se convertirá en unos meses en el famoso vino patero “13 lagares”.
Más tarde los asistentes pudieron disfrutar de la música folclórica local, ya que los hermanos Toledo (Ecos de la Costa), acompañados por la guitarra de Luis de la Vega (ex integrante de dicho grupo y ex Banda Registrada), interpretaron sus canciones.
Fue muy lindo ver el entusiasmo en toda gente que participó de esta hermosa fiesta, será como dijo Mario, uno de los participantes desde dentro del lagar: “Para que gastar plata en sicólogos si podemos desestrésarnos pisando uva acá” ?
Más Fotos:
El pasado sábado 3 de abril de 2010, se realizó la segunda Fiesta de la “Pisada de Uva” en el camping CondorCuna de la localidad de Anjullón.
A pesar del mal tiempo reinante, fueron numerosas las familias que se acercaron a disfrutar de este espectáculo, no solo como observadores sino como activos participantes del mismo.
El evento comenzó pasadas las 14:30 hs con palabras de bienvenida a los presentes por parte de Juan Hermógenes Herrera, propietario del camping, quién además invitó a los asistentes a descalzarse e ingresar al lagar (o lagareta) a fin de hacer el vino “patero”.
Posteriormente se empezó a colocar la uva mientras numerosos niños, jóvenes y adultos ingresaban y se esforzaban tratando de romper los granos al ritmo infaltable de la chaya, entretanto el resto de los asistentes buscaban los mejores lugares para sacar las mejores fotos.
Lentamente el jugo de la uva empezó a desplazarse al piletón contiguo al lagar mientras el propietario llenaba el primer vaso y lo alcanzaba a quien quisiera probar el riquísimo “mosto”.
Por último, ya con toda la uva triturada a pura pata, se procedió a cargar “la prensa” donde se estrujaba el orujo, a fin de sacarle todo el mosto que se convertirá en unos meses en el famoso vino patero “13 lagares”.
Más tarde los asistentes pudieron disfrutar de la música folclórica local, ya que los hermanos Toledo (Ecos de la Costa), acompañados por la guitarra de Luis de la Vega (ex integrante de dicho grupo y ex Banda Registrada), interpretaron sus canciones.
Fue muy lindo ver el entusiasmo en toda gente que participó de esta hermosa fiesta, será como dijo Mario, uno de los participantes desde dentro del lagar: “Para que gastar plata en sicólogos si podemos desestrésarnos pisando uva acá” ?
Más Fotos:
jueves, 8 de abril de 2010
Pedro Ignacio de Castro Barros, un Hombre de la Iglesia y de la Patria
(Foto: Escultura que representa a nuestro procer que se encuentra en el museo de Chuquis)
Nació en Chuquis, Dpto. Castro Barros, el 31 de Julio de 1777. Fue el último hijo del matrimonio formado por un salteño, Don Pedro Nolasco de Castro y Paz y de una riojana, Doña Francisca Jerónima Barros Aguilar.
Terminó sus estudios primarios en Santiago del Estero y en 1791 se traslada a Córdoba para hacer estudios universitarios de Humanidades, Retórica y Filosofía.
Habiendo sentido el llamado de Dios al sacerdocio, es ordenado en 1800, por Monseñor Angel M. Moscoso.
Fue cura y Vicario Foráneo en nuestra provincia (cuando dependía de la diócesis de Córdoba del Tucumán).
En 1813 fue nombrado Misionero Apostólico de la Diócesis de Córdoba y en 1825, Capellán del Monasterio de Santa Catalina, cuyo templo se encargó de terminar.
Su trabajo fue incesante para lograr reanudar las relaciones de la Iglesia con Roma la cual se realizaba a través de España y debido a la Declaración de la Independencia se produce un corte.
Cuando asume en Córdoba como Vicario Capitular, la provincia se encontraba en una crisis política con enfrentamientos bélicos (unitarios y federales) que desgastaban la economía. Castro Barros colaboró, desde su lugar a mejorar la situación, sin reproches ni resentimientos, ya que su idea era que la Iglesia tenía que aportar, en las medidas de sus posibilidades, a las necesidades del estado.
En 1828 fue Visitador Eclesiástico en Cuyo. Sarmiento, en su obra Recuerdos de Provincia, resalta las cualidades del Canónigo como predicador y cuenta que hasta se confesó con el.
Con Bernardino Rivadavia mantenía un enfrentamiento debido a que este proponía una reforma eclesiástica, en la que la administración de la Iglesia quede bajo la esfera del Gobierno Político Nacional.
Por sus excelentes condiciones retóricas y sus principios, fue siempre elegido para actuar en política. Es importante destacar que sus prédicas estaban inspiradas en otro GRAN PREDICADOR, el Valenciano Patrono de nuestro pueblo de Anjullón, SAN VICENTE FERRER. Así lo manifestaba en sus alocuciones y hasta cuando afirmaba: "....no se hallan reñidas en un monje o religioso las obligaciones de cristiano y ciudadano", "....tenemos dos madres: la Iglesia y la Patria".
En estas condiciones, representó a los riojanos como Diputado en la Asamblea del Año XIII, donde ocupó la Vicepresidencia, y en 1816 en el Congreso de Tucumán, para la Declaración de la Independencia. En esta oporunidad, los congresales lo eligen para predicar en la ceremonia de Acción de Gracias. Se lo consideró siempre como el PREDICADOR DE LA INDEPENDENCIA.
Participa activamente en el proceso para lograr la Autonomía de La Rioja, que dependía de Córdoba (la cual se logró el 1 de marzo de 1820).
Se retira del escenario político porque sus funciones en la Vicaría Capitular de Córdoba y la Universidad, le absorvían tiempo.
Según la investigación realizada por el chuqueño Juan A. Ortíz en su "Cartas y Algo Mas", Castro Barros siguió actuando como acompañante y componedor en la crisis política de La Rioja. En una de esas cartas decía: a su "amigo y dueño de todos mis afectos, el señor Comandante Don Juan Facundo Quiroga", y en otra le aconsejaba: "...haga callar toda pasión, desconfianza y resentimiento y conságrese solamente a la salud del pueblo que es la suprema ley".
Sufrió persecusión política por el lado del federalismo y por su oposición a Rivadavia, a pesar de haber declarado: "No he sido, ni soy, ni seré jamás monarquista, ni unitario, ni federal, sino solo un patriota constitucional católico romano".
En 1831, despojado de todo cargo, aún el eclesiástico, lo llevan preso, junto con varios ciudadanos del quehacer político de la época, a la provincia de Santa Fe, a una especie de barco que hizo de cárcel. Rosas lo saca de ahí y determina que no podía salir de la ciudad de Buenos Aires.
Argumentando problemas de salud pide permiso para viajar a Uruguay donde ejerció su ministerio. Allí se dedica a predicar dando ejercicios espirituales basados en las enseñanzas de San Ignacio de Loyola.
En 1841 viaja a Chile donde el Arzobispo Vicuña lo acogió con gran amabilidad y hospitalidad. Allí trabajó siempre con espíritu apostólico recorriendo desde Santiago hasta La Serena, predicando hasta que sus fuerzas ya eran escasas.
Durante 4 años sufrió los padecimientos de una cruel enfermedad, falleciendo el 17 de abril de 1849. Santiago le dió sepultura digna, primero en la Recoleta y luego en la Iglesia del convento de Las Rosas donde lo llevó su sobrino nieto que le hacía de secretario, el Padre José Vitaliano Molina.
En 1923, cuando asume como Vicario Foráneo Monseñor Dr. Vicente Ferreyra, la provincia le dá un gran impulso a la repatriación de sus restos. La decisión política ya había sido tomada mucho antes (1897) cuando se forma una comisión donde se encontraba Monseñor Abel B. y Bustos, a quien le sorprende la muerte con esta misión, dejando escrito dos discursos: uno para leerlo al recibir los restos y el otro al entregarlos.
Llegaron a la Iglesia Matríz de La Rioja el 24 de mayo de 1926, luego de haber recibido homenajes a su paso por Mendoza, Río cuarto y Córdoba. Acá fueron emotivamente recibidos por autoridades, clero y pueblo en general.
Durante muchos años sus restos estuvieron en una urna de mármol a los piés del crucifijo en el interior de la Iglesia Catedral. El 17 de abril de 1949, por iniciativa del Obispo Froilán Ferreira Reinafé, y costeado por el clero argentino, fueron trasladados al actual mausoleo en el atrio de la Catedral.
Como riojana y con raíces costeñas, fue muy interesante investigar sobre la historia de esta noble figura, PROCER DE LA INDEPENDENCIA, que brindó sus servicios a la Iglesia y a la Patria en forma decidida, clara, responsable, favoreciendo siempre el bien espiritual.
Desde ahora, cuando pase por la plaza 9 de Julio, donde se encuentra su estatua, tendré presente su accionar en la Historia Argentina donde se destacó por su FE, su INTELIGENCIA, su PERSEVERANCIA Y VALENTIA.
Felicitaciones a los hermanos chuqueños por este ORGULLO con mayúsculas y por crear, conservar y mostrarnos el Museo Castro Barros, donde está reflejada la historia del PROCER COSTEÑO.
Datos investigados en los libros "¿Quién fue Castro Barros?" y "Cartas y Algo Mas" de Juan Aurelio Ortíz y "Aportes para una Historia de la Iglesia de La Rioja - Tomo 1" de Miguel A. Peralta.
Nació en Chuquis, Dpto. Castro Barros, el 31 de Julio de 1777. Fue el último hijo del matrimonio formado por un salteño, Don Pedro Nolasco de Castro y Paz y de una riojana, Doña Francisca Jerónima Barros Aguilar.
Terminó sus estudios primarios en Santiago del Estero y en 1791 se traslada a Córdoba para hacer estudios universitarios de Humanidades, Retórica y Filosofía.
Habiendo sentido el llamado de Dios al sacerdocio, es ordenado en 1800, por Monseñor Angel M. Moscoso.
Fue cura y Vicario Foráneo en nuestra provincia (cuando dependía de la diócesis de Córdoba del Tucumán).
En 1813 fue nombrado Misionero Apostólico de la Diócesis de Córdoba y en 1825, Capellán del Monasterio de Santa Catalina, cuyo templo se encargó de terminar.
Su trabajo fue incesante para lograr reanudar las relaciones de la Iglesia con Roma la cual se realizaba a través de España y debido a la Declaración de la Independencia se produce un corte.
Cuando asume en Córdoba como Vicario Capitular, la provincia se encontraba en una crisis política con enfrentamientos bélicos (unitarios y federales) que desgastaban la economía. Castro Barros colaboró, desde su lugar a mejorar la situación, sin reproches ni resentimientos, ya que su idea era que la Iglesia tenía que aportar, en las medidas de sus posibilidades, a las necesidades del estado.
En 1828 fue Visitador Eclesiástico en Cuyo. Sarmiento, en su obra Recuerdos de Provincia, resalta las cualidades del Canónigo como predicador y cuenta que hasta se confesó con el.
Con Bernardino Rivadavia mantenía un enfrentamiento debido a que este proponía una reforma eclesiástica, en la que la administración de la Iglesia quede bajo la esfera del Gobierno Político Nacional.
Por sus excelentes condiciones retóricas y sus principios, fue siempre elegido para actuar en política. Es importante destacar que sus prédicas estaban inspiradas en otro GRAN PREDICADOR, el Valenciano Patrono de nuestro pueblo de Anjullón, SAN VICENTE FERRER. Así lo manifestaba en sus alocuciones y hasta cuando afirmaba: "....no se hallan reñidas en un monje o religioso las obligaciones de cristiano y ciudadano", "....tenemos dos madres: la Iglesia y la Patria".
En estas condiciones, representó a los riojanos como Diputado en la Asamblea del Año XIII, donde ocupó la Vicepresidencia, y en 1816 en el Congreso de Tucumán, para la Declaración de la Independencia. En esta oporunidad, los congresales lo eligen para predicar en la ceremonia de Acción de Gracias. Se lo consideró siempre como el PREDICADOR DE LA INDEPENDENCIA.
Participa activamente en el proceso para lograr la Autonomía de La Rioja, que dependía de Córdoba (la cual se logró el 1 de marzo de 1820).
Se retira del escenario político porque sus funciones en la Vicaría Capitular de Córdoba y la Universidad, le absorvían tiempo.
Según la investigación realizada por el chuqueño Juan A. Ortíz en su "Cartas y Algo Mas", Castro Barros siguió actuando como acompañante y componedor en la crisis política de La Rioja. En una de esas cartas decía: a su "amigo y dueño de todos mis afectos, el señor Comandante Don Juan Facundo Quiroga", y en otra le aconsejaba: "...haga callar toda pasión, desconfianza y resentimiento y conságrese solamente a la salud del pueblo que es la suprema ley".
Sufrió persecusión política por el lado del federalismo y por su oposición a Rivadavia, a pesar de haber declarado: "No he sido, ni soy, ni seré jamás monarquista, ni unitario, ni federal, sino solo un patriota constitucional católico romano".
En 1831, despojado de todo cargo, aún el eclesiástico, lo llevan preso, junto con varios ciudadanos del quehacer político de la época, a la provincia de Santa Fe, a una especie de barco que hizo de cárcel. Rosas lo saca de ahí y determina que no podía salir de la ciudad de Buenos Aires.
Argumentando problemas de salud pide permiso para viajar a Uruguay donde ejerció su ministerio. Allí se dedica a predicar dando ejercicios espirituales basados en las enseñanzas de San Ignacio de Loyola.
En 1841 viaja a Chile donde el Arzobispo Vicuña lo acogió con gran amabilidad y hospitalidad. Allí trabajó siempre con espíritu apostólico recorriendo desde Santiago hasta La Serena, predicando hasta que sus fuerzas ya eran escasas.
Durante 4 años sufrió los padecimientos de una cruel enfermedad, falleciendo el 17 de abril de 1849. Santiago le dió sepultura digna, primero en la Recoleta y luego en la Iglesia del convento de Las Rosas donde lo llevó su sobrino nieto que le hacía de secretario, el Padre José Vitaliano Molina.
En 1923, cuando asume como Vicario Foráneo Monseñor Dr. Vicente Ferreyra, la provincia le dá un gran impulso a la repatriación de sus restos. La decisión política ya había sido tomada mucho antes (1897) cuando se forma una comisión donde se encontraba Monseñor Abel B. y Bustos, a quien le sorprende la muerte con esta misión, dejando escrito dos discursos: uno para leerlo al recibir los restos y el otro al entregarlos.
Llegaron a la Iglesia Matríz de La Rioja el 24 de mayo de 1926, luego de haber recibido homenajes a su paso por Mendoza, Río cuarto y Córdoba. Acá fueron emotivamente recibidos por autoridades, clero y pueblo en general.
Durante muchos años sus restos estuvieron en una urna de mármol a los piés del crucifijo en el interior de la Iglesia Catedral. El 17 de abril de 1949, por iniciativa del Obispo Froilán Ferreira Reinafé, y costeado por el clero argentino, fueron trasladados al actual mausoleo en el atrio de la Catedral.
Como riojana y con raíces costeñas, fue muy interesante investigar sobre la historia de esta noble figura, PROCER DE LA INDEPENDENCIA, que brindó sus servicios a la Iglesia y a la Patria en forma decidida, clara, responsable, favoreciendo siempre el bien espiritual.
Desde ahora, cuando pase por la plaza 9 de Julio, donde se encuentra su estatua, tendré presente su accionar en la Historia Argentina donde se destacó por su FE, su INTELIGENCIA, su PERSEVERANCIA Y VALENTIA.
Felicitaciones a los hermanos chuqueños por este ORGULLO con mayúsculas y por crear, conservar y mostrarnos el Museo Castro Barros, donde está reflejada la historia del PROCER COSTEÑO.
Datos investigados en los libros "¿Quién fue Castro Barros?" y "Cartas y Algo Mas" de Juan Aurelio Ortíz y "Aportes para una Historia de la Iglesia de La Rioja - Tomo 1" de Miguel A. Peralta.
martes, 6 de abril de 2010
Anjullón - Poema dedicado a la Madre Filomena de la Vega
(Foto: Casona que antiguamente se ubicaba en la intersección de las calles Castro Barros y La Plata (Anjullón) y que según mis deducciones podría haber sido la casa paterna de de la Madre Filomena -ojala alguien pudiera confirmar este dato-. Actualmente la casa tiene otro dueño y fue totalmente modificada)
Anjullón chiquito
como vos no hay dos,
bendición del cielo
bendición de Dios.
Orgullo riojano
pedacito de tierra,
pueblito de santos
pegado a tu sierra.
Sos un pueblo humilde
de gente muy noble,
corazón inmenso
curtido cual roble.
Pareces pequeño
y cuan grande sos,
por ese regalo
que brindaste a Dios.
Al darle una Hermana
de virtudes llena,
dulce veneranda
Madre Filomena.
Santa misionera
allí donde llega,
querida por todos
Madre de la Vega.
Virtud de la sierra
pura sin igual,
cual flor silvestre
"Florcita de Ojal".
Por eso sos grande
aun siendo pequeño,
humilde riojano
pueblito de ensueño.
Síguele brindando
virtudes a Dios,
Anjullón chiquito
como vos no hay dos.
Y así desde el cielo
tendrás Anjullón,
de Dios su ventura
y su bendición.
Autor: A. Marín
Nota Aclaratoria:
La Madre Filomena fue religiosa Terciaria Misionera Franciscana, originaria de Anjullón.
Según los datos que pudimos recabar, ejerció el cargo de Superiora en San Juan, Mendoza y Córdoba. Falleció aproximadamente en 1980 en San Juan y sus restos descansan en el Monsuleo que la Congregación posee en Rosario.
Sus padres fueron María Brizuela y Benjamín de la Vega, fue hermana de Julia De la Vega de Peralta y tía de Filomena Peralta de De la Vega, “Tito” Peralta y de Miguel Angel Peralta, quienes actualmente viven en Anjullón.
A. Marín: No tenemos más datos, pero según la misma fuente, abría sido una alumna interna del Instituto que la Congregación tiene en Agua de Oro (Provincia de Córdoba).
Anjullón chiquito
como vos no hay dos,
bendición del cielo
bendición de Dios.
Orgullo riojano
pedacito de tierra,
pueblito de santos
pegado a tu sierra.
Sos un pueblo humilde
de gente muy noble,
corazón inmenso
curtido cual roble.
Pareces pequeño
y cuan grande sos,
por ese regalo
que brindaste a Dios.
Al darle una Hermana
de virtudes llena,
dulce veneranda
Madre Filomena.
Santa misionera
allí donde llega,
querida por todos
Madre de la Vega.
Virtud de la sierra
pura sin igual,
cual flor silvestre
"Florcita de Ojal".
Por eso sos grande
aun siendo pequeño,
humilde riojano
pueblito de ensueño.
Síguele brindando
virtudes a Dios,
Anjullón chiquito
como vos no hay dos.
Y así desde el cielo
tendrás Anjullón,
de Dios su ventura
y su bendición.
Autor: A. Marín
Nota Aclaratoria:
La Madre Filomena fue religiosa Terciaria Misionera Franciscana, originaria de Anjullón.
Según los datos que pudimos recabar, ejerció el cargo de Superiora en San Juan, Mendoza y Córdoba. Falleció aproximadamente en 1980 en San Juan y sus restos descansan en el Monsuleo que la Congregación posee en Rosario.
Sus padres fueron María Brizuela y Benjamín de la Vega, fue hermana de Julia De la Vega de Peralta y tía de Filomena Peralta de De la Vega, “Tito” Peralta y de Miguel Angel Peralta, quienes actualmente viven en Anjullón.
A. Marín: No tenemos más datos, pero según la misma fuente, abría sido una alumna interna del Instituto que la Congregación tiene en Agua de Oro (Provincia de Córdoba).
sábado, 3 de abril de 2010
FELICES PASCUAS
QUE JESUS IMPRIMA EN NUESTROS CORAZONES VIVOS SENTIMIENTOS DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD PARA PODERLOS TESTIMONIAR A NUESTROS HERMANOS.
"FELICES PASCUAS PARA TODOS"
"FELICES PASCUAS PARA TODOS"
Dos Vicarios Foráneos Visitan La Costa y Toman Desiciones Importantes
(Foto: Mons. Abel Bazán y Bustos -la imagen pertenece al Arzobispado de Paraná-)
En 1893 asume como Vicario Foráneo de la Rioja Monseñor de La Lastra y Gordillo, un cordobés que cumplió estas funciones hasta 1898. (Fue ordenado sacerdote en 1881 por Fray Mamerto Esquiú).
Las posibilidades económicas de La Rioja en esos tiempos eran muy limitadas (y por supuesto las de la Iglesia), de tal manera que al determinar que se radique en nuestra provincia un Vicario Foráneo, surge la necesidad de que se le procure una vivienda y los medios para subsistir. Es por este motivo que el Presidente Saenz Peña le envía una nota al Gobernador de La Rioja, Don Guillermo San Román para que la provincia le proporcione lo necesario para su permanencia en la provincia.
Una vez instalado comienza, el 13 de junio, su visita a la Parroquia de San Antonio de Anillaco. En dicha oportunidad realizó un informe que entre otras cosas decía:
"A este Curato de San Antonio de Anillaco lo hemos visitado punto por punto, teniendo en consideración la falta de Párroco, siendo este Curato uno de los que se hallan vacantes en esta provincia. Así pues resolvimos dar una misión en la Parroquia, la que empezamos el 13 de junio y terminamos el 23 por la tarde. Inmediatamente partimos para el pueblo de Aminga, que dista menos de una legua de la Parroquia, donde permanecimos dos días. Después recorrimos las Vice-Parroquias de Chuquis, Pinchas, Anjullón, Udpinango y Mazán, demorando en cada una el tiempo que creíamos necesario para que todos recibieran los Santos Sacramentos".
Durante esta misión el prelado se ve en la necesidad de replantear la jurisdicción de los Curatos de San Antonio de Anillaco y de San Blas. La intención era reducirlos para mejorar el servicio y la atención de todos. De este modo el Curato de San Antonio quedó formado solamente por el Departamento Castro Barros, solucionando también la situación del Padre Lorenzo Luz de Cabrera que por su delicada salud no podía atender un Curato tan extenso.
Monseñor de La Lastra permaneció en el cargo hasta 1898 que fue nombrado Obispo Diocesano de Paraná.-
Continúa en esta importante función un dilecto e ilustre hijo de nuestra provincia, Monseñor Abel Bazán y Bustos, (tameño), nacido en Villa del Rosario de Tama (asiento de la más antigua Parroquia de Los Llanos). A el le toca la importante misión de llevar a cabo el proyecto de la construcción de la nueva Iglesia Matríz y templo de San Nicolás que había sufrido la destrucción causada por el terremoto del 27 de octubre de 1894.
Para evaluar los daños causados por el siniestro y determinar los trabajos a realizar, inicia una gira por el interior de la provincia dejando un informe que decía:
"San Blas de los Sauces mostraba las capillas de Alpasinche, Aimogasta, Machigasta, Arauco, Udpinango y Mazán. Anillaco: además de su capilla, ostentaba las de San Pedro de Paslimpato, Molinos, Aminga, Chuquis, Pinchas, Agua Blanca y Anjullón; creo que este Curato es el más moral y donde reina más la piedad, por los informes que tengo y por el número de matrimonios que se realizan. .......y un muy activo cura, así como en Tama y Anillaco".
Permanece hasta 1910 en que fue preconizado Obispo de Paraná.
Durante sus funciones, en 1903, es designado Párroco del Curato de Castro Barros, el Presbítero Gil F. Ferreyra que permaneció hasta 19o6 que lo trasladan a Río Primero (Córdoba).
A Monseñor Abel B. y Bustos lo sorprende la muerte el 25 de abril de 1926 en Chile, mientras se encontraba realizando los últimos trámites para repatriar los restos de nuestro prócer Pedro I. de Castro Barros. Pero ese es tema para una próxima nota.
En 1893 asume como Vicario Foráneo de la Rioja Monseñor de La Lastra y Gordillo, un cordobés que cumplió estas funciones hasta 1898. (Fue ordenado sacerdote en 1881 por Fray Mamerto Esquiú).
Las posibilidades económicas de La Rioja en esos tiempos eran muy limitadas (y por supuesto las de la Iglesia), de tal manera que al determinar que se radique en nuestra provincia un Vicario Foráneo, surge la necesidad de que se le procure una vivienda y los medios para subsistir. Es por este motivo que el Presidente Saenz Peña le envía una nota al Gobernador de La Rioja, Don Guillermo San Román para que la provincia le proporcione lo necesario para su permanencia en la provincia.
Una vez instalado comienza, el 13 de junio, su visita a la Parroquia de San Antonio de Anillaco. En dicha oportunidad realizó un informe que entre otras cosas decía:
"A este Curato de San Antonio de Anillaco lo hemos visitado punto por punto, teniendo en consideración la falta de Párroco, siendo este Curato uno de los que se hallan vacantes en esta provincia. Así pues resolvimos dar una misión en la Parroquia, la que empezamos el 13 de junio y terminamos el 23 por la tarde. Inmediatamente partimos para el pueblo de Aminga, que dista menos de una legua de la Parroquia, donde permanecimos dos días. Después recorrimos las Vice-Parroquias de Chuquis, Pinchas, Anjullón, Udpinango y Mazán, demorando en cada una el tiempo que creíamos necesario para que todos recibieran los Santos Sacramentos".
Durante esta misión el prelado se ve en la necesidad de replantear la jurisdicción de los Curatos de San Antonio de Anillaco y de San Blas. La intención era reducirlos para mejorar el servicio y la atención de todos. De este modo el Curato de San Antonio quedó formado solamente por el Departamento Castro Barros, solucionando también la situación del Padre Lorenzo Luz de Cabrera que por su delicada salud no podía atender un Curato tan extenso.
Monseñor de La Lastra permaneció en el cargo hasta 1898 que fue nombrado Obispo Diocesano de Paraná.-
Continúa en esta importante función un dilecto e ilustre hijo de nuestra provincia, Monseñor Abel Bazán y Bustos, (tameño), nacido en Villa del Rosario de Tama (asiento de la más antigua Parroquia de Los Llanos). A el le toca la importante misión de llevar a cabo el proyecto de la construcción de la nueva Iglesia Matríz y templo de San Nicolás que había sufrido la destrucción causada por el terremoto del 27 de octubre de 1894.
Para evaluar los daños causados por el siniestro y determinar los trabajos a realizar, inicia una gira por el interior de la provincia dejando un informe que decía:
"San Blas de los Sauces mostraba las capillas de Alpasinche, Aimogasta, Machigasta, Arauco, Udpinango y Mazán. Anillaco: además de su capilla, ostentaba las de San Pedro de Paslimpato, Molinos, Aminga, Chuquis, Pinchas, Agua Blanca y Anjullón; creo que este Curato es el más moral y donde reina más la piedad, por los informes que tengo y por el número de matrimonios que se realizan. .......y un muy activo cura, así como en Tama y Anillaco".
Permanece hasta 1910 en que fue preconizado Obispo de Paraná.
Durante sus funciones, en 1903, es designado Párroco del Curato de Castro Barros, el Presbítero Gil F. Ferreyra que permaneció hasta 19o6 que lo trasladan a Río Primero (Córdoba).
A Monseñor Abel B. y Bustos lo sorprende la muerte el 25 de abril de 1926 en Chile, mientras se encontraba realizando los últimos trámites para repatriar los restos de nuestro prócer Pedro I. de Castro Barros. Pero ese es tema para una próxima nota.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)