(Foto: Javier "cuero" Vega)
El 10 de enero de 2001
quiso el destino silenciar tu caja
y en esos días de guardar luto,
por tu partida lloró tu chaya.
Pero de pronto bajó del cerro
un tun-tun fuerte que llegó al alma
eran los ecos que guardó en años
la magia eterna de la montaña.
¡Este es Javier! Gritó la gente,
vuelve bajando por la quebrada
con su sonrisa, sombrero alado,
pañuelo al cuello, camisa blanca.
Y yo te vi, querido cuero
como te vieron los que te amaban
te vi… lo juro, como te vemos
los que hoy cantamos con tu llegada.
Es que el chayero nunca se muere,
es como el viento de la montaña
pasa rugiendo, pasa despacio
pasa con calma, mas siempre pasa.
Hoy mil chayeros toman la caja
cantan las coplas, saltan las chayas.
Hoy te recuerda tu pueblo amado
y allá en el cielo veo tu cara.
Te veo alegre cantando estrofas
sobre una nube inmensa y blanca
y nos contemplas feliz, dichoso
porque tu sabes que no se acaba
esa costumbre que tu heredaste
de andar golpeando fuerte la caja.
Por eso amigos, canten y bailen,
que Javier Vega nos acompaña
está en la calle, en las guirnaldas,
en la cajita del chayerito que por ahí anda,
en el recuerdo de tanta gente
que no se olvida de tu mirada,
de tu sonrisa, tu gesto amable,
sombrero alado, pañuelo al cuello, camisa blanca.
Autor: Argentino G. Ciriaci
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