(Foto: Una de las casa viejas de Anjullón que perteneciera a Don Melitón Mercado)
Casa vieja de Anjullón, cómo te admiro
en las ruinas de antiguos esplendores,
hoy enorme bestia desgarrada.
Qué sueños, qué tibiezas,
qué tristezas y alegrías albergaron
tus espacios generosos, opulentos.
Las piedras de tus muros,
tus puertas y dinteles de algarrobo,
tus varas y soleras trabajadas,
fueron hechas para siempre.
Sin embargo...
Lluvia, viento, soles
desnudaron tu esencia familiar.
Alimañas impiadosas
corroyeron tus entrañas fatigadas.
Sino más cruel fue el abandono
de los lares hogareños:
herida abierta de la historia
por donde se desangra
el ritmo natural de los ancestros.
El tiempo, depredador inexorable,
se llevó los dueños anónimos,
carcomió los sueños y la casa
hecha para siempre…
Autor: Ramiro Héctor Riedel
Poema publicado en su libro “Sabor a Tierra”
Sin embargo aún más allá de eso el espíritu soñador queda fresco en los recuerdos.
ResponderEliminarFelicitaciones!