(Foto: Otoño en Anjullón)
Madura el otoño en Anjullón
y madura el oro en la alameda;
sigiloso el amarillo se insinúa
devorando el verde mortecino.
Se aquieta el alboroto de los pájaros
y los árboles resignan su pujanza,
previo a desnudarse del follaje
y dormir el silencio del invierno.
Las uvas convertidas en azúcar
preanuncian el vino lujuriante,
y el olivo en sus ramas fatigadas
sostiene su carga de esperanzas.
Se entreabre la nuez en el nogal:
blanca promesa, plenitud...
y el golpe certero de la caña
cubre el suelo de ilusión.
Los días se acortan porque sobran
horas de luz a menos vida
y el sol modera su arrogancia
anticipando la tibieza del invierno.
Sobre el paisaje moribundo de la tarde
emerge la silueta de la iglesia,
blanco relicario que atesora
la esencia religiosa de su pueblo.
Autor: Héctor Riedel
Poema publicado en su libro “Sabor a Tierra”
Qué linda poesía! Poco a poco, a medida que se publican las poesías de Héctor Riedel en este espacio, tan especial, tan lleno de vida, que atesora tantos recuerdos... voy conociendo un poco más esa tierra. Muchas gracias Héctor y espero seguir recopilando poesías del Libro Sabor a Tierra.
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