(Foto: El Oratorio de Anjullón, también llamado Calvario)
Otro santuario cuyos orígenes revisten contornos de leyenda es el Oratorio o Calvario, erigido en la parte más alta del pueblo, casi al pie del cerro. Originalmente había allí una cruz -de ahí el nombre de Calvario- la Santa Vera Cruz, que era de una Argina Brizuela, de Los Molinos.
Luego surgió, de una promesa de don Estargidio Brizuela, el templete, que fue sucesivamente ampliado y actualmente refaccionado, estando en trámite su traspaso a la autoridad eclesiástica.
El mayordomo era Estargidio Brizuela, y el 1° de mayo se celebraba la "Bajada de la Santa Vera Cruz", acompañada por la "verdulera" de Santiaguito Moreno, el bombo de Romano Acosta, y el triángulo.
Cuentan las tradiciones orales que mientras campeaba sus animales, a Don Estargidio se le “agarro” el macho que montaba entre las piedras, no pudiéndolo sacar entre varios hombres. Afligido el hombre hizo promesa de levantar un oratorio a la Virgen del Valle, si recuperaba su macho. Al día siguiente el macho había salido por sí mismo del mal paso...
En la explanada de este oratorio se celebra desde cuanta otro acontecimiento cívico-religioso: para el 25 de mayo, los alumnos de la primaria eran llevados al Oratorio para "saludar al sol". Había que levantarse de madrugada.
Con los fríos de mayo "nos llevaban de pantalón corto, el guardapolvo en percha para no arrugarlo; las chicas, de moño blanco de organza. Símbolo del signo patrio. No nos permitían usar pantalón largo, que era como pasar a la categoría de adolescentes..." (Pito de la Vega).
Luego el chocolate.
De Ramiro Riedel, en "Anjullón, recuerdos de cuanta"
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