Hierática silueta te contemplo
contra el cielo azul de la mañana,
nostalgia de lluvia, pájaros y sombra,
añorando tu prístina opulencia.
Silencio de savia por tus venas,
la primavera te encontró sin fuerzas.
Indefenso, los zondas se ensañaron
en tus ramas, sin piedad, una tras otra.
Último amigo fue el hornero, fiel,
-calidez de barro en tus horquetas-
y en lo más alto una torcaza
demoró su vuelo: ¡adiós a su manera!
¡No moriste de viejo!
el hacha impiadosa del humano
degolló tu juventud
pensando que estorbabas,
¡simplemente
por el crimen de dar sombra...!
Grito de la tierra, congelado,
en el añil de la tarde, indefinido.
Una luna compasiva por las noches
recoge tu silueta adormecida
y la envuelve tiernamente con sus gasas.
(luna llena de marzo)
Autor: Héctor Riedel
Poema publicado en su libro “Sabor a Tierra”
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