(Imagen: Las cenizas de Justo de la Vega durante la celebración de la Santa Misa)
El día 15 de enero, próximo pasado, falleció, en la localidad de San Miguel, provincia de Buenos Aires, el Sr. JUSTO RAFAEL DE LA VEGA, de raíces anjullonenses.
La muerte lo sorprendió a los 86 años, en plena tarea intelectual y con muchos deseos de seguir "puliendo" sus escritos. En la comunicación fluida que manteníamos a través de mail nos manifestaba su propósito de colaborar para que en este blog quede plasmada la historia de nuestro pueblo," la que nos llena de satisfacciones, y también la otra".
El día 23 de noviembre de 2010 visitó su pueblo por última vez, en ocasión de presentar, en la Casa de La Cultura, su libro: ANJULLON...MI LUGAR. (ver nota del día 26 de noviembre).
Allí lo conocimos y nos sorprendió su gran entusiasmo por la obra terminada y presentada.
Su familia cumplió su voluntad de cremarlo y que sus cenizas queden en ......"su lugar, Anjullón".
El pasado domingo 30, y habiendo llegado al pueblo sus sobrinos con la urna que contenía sus cenizas, el Párroco Nicolás de la Vega celebró una misa pidiendo por el eterno descanso de su alma.
Con el Sr. Raúl Quintero, creador de este blog, nos hicimos presentes para rezar por él y recordar nuestra reciente relación.
En dicha oportunidad, y a modo de homenaje, expresé esta DESPEDIDA ESPERANZADA que, entre otraos conceptos decía:
Hola Justo:
Quedé esperando tu mail, el último que recibí fue con fecha 11 de enero y yo te respondí el día 13.
Qué pasó?.
Unos ángeles me cuentan que te llevaron al lugar de la LUZ Y DE LA PAZ para gozar de tu merecido descanso.
¡Qué poco duró nuestra amistad mantenida a través de esta nueva forma de comunicación!
Llevaré por siempre en mi corazón tu visita en mi casa del pueblo, esa noche perfumada por jazmines y frente a la gruta de la Virgen; mi admiración por tus años, por tu memoria, por tu inquietud emocionada de presentar ese hijo querido que lo compartiste con todos nosotros: ANJULLON...MI LUGAR.
Un agradecimiento a Dios por los años de tu vida y por la vida que le pusiste a tus años y también por permitirte terminar y dejarnos tu libro.
Mientras te escribo todo esto, me parece imposible que hayas partido; pero, como mujer de fe, acepto la voluntad de Dios y te despido con el respeto y la admiración que te tuve desde que te conocí.
Para tu esposa Zulema, un abrazo desde mi corazón y unas frases que alguna vez leí:
Cuando una flor muere, nace una semilla; cuando una semilla muere, nace una planta.
Y la vida sigue su camino, más fuerte que la muerte.
Nota: tu último mail lo terminaste con un pedido: no olvides a Justito "el puma". Así será.
UNA ORACIÓN POR TU ALMA PARA TU DESCANSO EN PAZ.
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