Fiestas y Diversiones (1° parte)

(Foto: El Profesor Ramoncito Herrera -centro- acompañado por parte de su horquesta -Juan Herrera y Dionisio Quintero-)

Al hablar de fiestas, entretenimientos, diversiones, "Ah, los carnavales!" es la exclamación espontánea que aflora como una añoranza en boca de los más viejos. Si bien esta celebración perdura en nuestros días, creemos que su modalidad estaba menos contaminada por las influencias que ejercen los medios de comunicación. "El gusto más grande era salir con la (... titubea) niña, cualquier mujer, en las ancas, tapadas las ancas con la pollera larga hasta el talón. Y también cantaban. Un fiestón. Era divertido" (Don Froilan). Pero también había sus incidentes, cuando los de Udpinango salían en patota de 20 o 30, a caballo, con la mujer en anca, a recorrer el departamento. Y el comisario debía pedir ayuda a todo el pueblo para sofocar las grescas. En los bailes se bailaba todo "criollo", no como ahora que "parecen toros malos cavando tierra". Había mucho entusiasmo, y se bailaba con acordeón (verdulera), triángulo y tambor. Esa era la orquesta, que tocaba de oído nomás. El triángulo era un instrumento muy usado, no sólo en los bailes sino también en las procesiones, y podía ser un triángulo simple, o varios unidos en un vástago que se golpeaban con una varilla de hierro. Había "boliches" para "chupar". Pero era más común hacer los asados en las casas, y luego seguir "la farra". La fiesta de casamiento duraba hasta que se acababa la plata o el vino. Como no había viaje de boda, podía durar dos o tres días, y hasta una semana según el nivel económico de la familia. Hubo musiqueros famosos, como Don Ramoncito Herrera, de acordeón y guitarra, que llegó a formar una orquesta, los Moreno, tíos de Elba Moreno, famosa por sus productos regionales, Miguel, marido de Doña Eulalia. Pero más caseramente se usaba la vitrola o el fonógrafo. La quena tuvo también sus representantes.

De Ramiro Riedel, en "Anjullón, recuerdos de cuanta"